miércoles, 2 de septiembre de 2009


El Conejo Blanco de Alicia

Quién nos puede decir cómo evitar llegar en un momento que se siente, se piensa y se vive como inadecuado. Vivir un día más tiene sus propias reglas. Se acepta, se accede, se niega y reniega. Todo se trata de idas y vueltas, momentos que están por venir y se disuelven en un simple pestañeo. Un instante se perpetúa en el tiempo y todo parece brillar, se estira, se agranda, se hace y deshace, pero nada evita su naturaleza fugaz.
Ayer fue mi cumpleaños y aunque tan solo sea una historia mínima, una sola entre todas, todas no son tantas, cuando todas o muchas tienen algo en común.

“…cuando te regalan un reloj te regalan un pequeño infierno florido, una cadena de rosas, un calabozo de aire. No te dan solamente el reloj, que los cumplas muy felices y esperamos que te dure porque es de buena marca, suizo con áncora de rubíes; no te regalan solamente ese menudo picapedrero que te atarás a la muñeca y pasearás contigo. Te regalan -no lo saben, lo terrible es que no lo saben-, te regalan un nuevo pedazo frágil y precario de ti mismo, algo que es tuyo pero no es tu cuerpo, que hay que atar a tu cuerpo con su correa como un bracito desesperado colgándose de tu muñeca. Te regalan la necesidad de darle cuerda todos los días, la obligación de darle cuerda para que siga siendo un reloj; te regalan la obsesión de atender a la hora exacta en las vitrinas de las joyerías, en el anuncio por la radio, en el servicio telefónico. Te regalan el miedo de perderlo, de que te lo roben, de que se te caiga al suelo y se rompa. Te regalan su marca, y la seguridad de que es una marca mejor que las otras, te regalan la tendencia de comparar tu reloj con los demás relojes. No te regalan un reloj, tú eres el regalado, a ti te ofrecen para el cumpleaños del reloj”.

Julio Cortázar

Quién sabe Alicia este “RELOJ” no estuvo hecho porque sí.
Mientras tanto, acá seguimos insistiendo y nos preguntamos: Somos libres o somos...“Carne de flash”.

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